Cómo componer buenas fotografías
Se trata de distinguir las diversas formas de encuadrar y de no otorgar a un formato más valor que a otro. Lo más probable es que, según la situación, utilicemos el método que mejor se adapte al tipo de fotografía buscada. Básicamente, hay tres formas de encuadrar:
Planear con anticipación el encuadre: una vez decididos todos los elementos que se incluirán en la foto, se ajustan los parámetros de la cámara para la toma.
Componer la fotografía mientras se encuadra: consiste en decidir qué elementos incluimos o no, mirando a través de la cámara en el instante previo a disparar.
Tomar la fotografía para luego reencuadrarla en la computadora.
La mirada del observador siempre busca ser guiada al recorrer una fotografía. El encuadre y las líneas, explícitas o no, le marcarán el camino y así reforzarán el mensaje. Según los elementos que incluyamos en la fotografía y cómo los relacionemos con los bordes del encuadre, estos tendrán una mayor o menor influencia en la imagen final. Veamos dos ejemplos:
La disposición de los elementos en el encuadre no es casual: los bordes horizontales y las líneas verticales contribuyen a generar un mayor impacto en el espectador. Para lograrlo, los fotógrafos Mikel Ortega y A. González-Alba utilizaron tanto los bordes laterales como las líneas diagonales y los ángulos que estos forman entre sí.
Proporción áurea y regla de los tercios
Proporción áurea
Esta proporción es una guía para disponer los elementos dentro del encuadre de una forma armónica y agradable a la vista. Por estar siempre presente en la naturaleza, la proporción áurea nos permitirá obtener fotografías muy naturales y que generen «comodidad» en los espectadores. Conscientes o no, solemos componer nuestras fotos utilizándola.
Regla de los tercios
Esta es la más importante de todas y se deriva de la
famosa proporción áurea. Si se divide la imagen en tres tercios, tanto horizontales como verticales, se obtienen cuatro intersecciones de líneas. Estos puntos de intersección se conocen como «puntos fuertes» y es donde debemos colocar el objeto de interés para que nuestra fotografía tenga mayor impacto. Algunas cámaras o aplicaciones permiten superponer la retícula correspondiente a la regla de los tercios sobre el cuadro, facilitando de este modo su utilización.
El horizonte
No solo sirve para fotos de paisajes en las que tengamos un horizonte. Si trazamos dos líneas imaginarias que dividan la imagen en tres partes iguales, podemos colocar el horizonte en el tercio superior, inferior o medio según lo que queramos destacar. Un cielo espectacular puede enfatizarse, por ejemplo, ubicándolo en los dos tercios superiores y colocando la línea del suelo en el tercio inferior.
No debe dejarse la línea de horizonte en el centro, a menos que se esté fotografiando una simetría.
En general, en fotografías de producto la línea del horizonte suele estar completamente recta y en el centro, ya que las ideas de simetría y «normalidad» ayudan a dar cuenta de los aspectos que queremos resaltar de un objeto.
Encuadrar dentro de un encuadre
Hay una regla que casi asegura el éxito: «los cuadros dentro de cuadros»; es decir, no solo aprovechar los bordes de la foto, sino enmarcar a la vez otra escena. Al dibujar un borde alrededor de la imagen principal, se crea un marco interno muy atractivo que le dará al espectador la sensación de organización, estabilidad y orden.
La exposición
La cantidad de luz que capturamos en una fotografía se llama «exposición». La correcta exposición de una foto será el primer paso para lograr que sea buena, más allá de la composición o la belleza de lo que se está retratando. Para exponer correctamente, deben tenerse en cuenta tres variables:
Apertura de diafragma: determina la cantidad de luz que incidirá en el sensor de tu cámara.
Velocidad de obturación o tiempo de exposición: marca el tiempo durante el cual la luz incide en el sensor.
Sensibilidad ISO: refleja lo receptivo que se muestra el sensor de la cámara a la luz que actúa sobre él.
Los tipos de exposición que pueden resultar de tu decisión a la hora de disparar son tres: subexposición, exposición correcta y sobreexposición. Decimos que una foto está subexpuesta cuando presenta una carencia de luz respecto de la imagen que se quiere retratar. Estará expuesta correctamente cuando la imagen obtenida sea fiel a la realidad. Y sobreexpuesta cuando la cantidad de luz sea excesiva y dé como resultado una imagen demasiado clara.
Los ejemplos muestran las tres situaciones
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